Por todos es conocida la leyenda de la Torre de Hércules y el gigante Xerión. Para los despistados, os la cuento muy brevemente: Xerión era un maligno gigante de tres cabezas que vivía en la antigua Coruña y que obligaba a sus súbditos a entregarles todos sus bienes e, incluso, a sus propios hijos. Los habitantes de ésta región estaban atemorizados y cuando Hércules llegó a éstas tierras en una copa de oro, le suplicaron ayuda. Se produjo así una larga batalla a muerte que duró 3 días. Hércules se saldó con la victoria superando así una de sus doce pruebas, ¡por algo llegó a convertirse en Dios! y sobre la cabeza de éste gigante mandó construir la Torre de Hércules. Se cuenta también que la primera persona en repoblar éstas tierras, libres ya del gigante, fue una mujer llamada Cruña, bautizando la ciudad con éste nombre.
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Derrota de Xerión, victoria de Hércules. |
Pero lo que os quiero contar hoy es una leyenda relatada por Alfonso X el Sabio y recogida por Jesús María Reiriz Rey, escritor contemporaneo nacido en la ciudad de cristal.
Una vez que Hércules derrotó al gigante, comenzó a edificar una torre en el Cabo la Crunna para conmemorar su victoria. Ésta torre la terminó de alzar su sobrino Espán, el cual era muy sabio y ordenó construir un gran espejo para poner en la cima y poder ver así las naves que se aproximaban por el mar desde muy lejos, pudiendo precaverse de los enemigos con notoria anterioridad. Años más tarde, unas gentes llamadas almujuces (procedentes de lo que hoy día es la Bayona francesa) escucharon hablar del citado espejo y planearon destruirlo. Para ello cubrieron sus barcos con árboles verdes de forma que se asemejasen a unas islas. Y, aunque parezca mentira, éste engaño funcionó, pudiendo llegar a tierra y romper el espejo. De ésta forma consiguieron entran en la ciudad para conquistarla.
La parte mágica de la leyenda reside en el carácter que suscitan los espejos en la cultura popular. Así, los espejos devolvían imágenes que habían acontecido en el pasado, o reflejaban aquello que un día había estado frente a él y en la actualidad se encontraba en la lejanía. También eran capaces de desviar influencias maléficas. Por otro lado, en la tradición mitológica irlandesa los espejos se consideran un medio que nos vincula con el Más Allá. Éste hecho puede explicar la costumbre que aún existe en algunas zonas de Galicia de cubrir cubrir los espejos de la casa o ponerlos de cara a la pared cuando alguien fallece, para evitar así que el espíritu errante se lleve a los vivos a través de él mientras no se le da entierro.
Sin embargo, no todos comparten la idea acerca de que en la Torre de Hércules existiese un espejo. Florián Ocampo sostiene que el origen de ésta creencia reside en la semejanza que existen en latín entre los vocablos specula (atalaya) y speculum (espejo). Otros, como José Cornide Saavedra, sostienen que la leyenda es una adopción del Faro de Alejandría.
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Torre de Hércules. Fotografía tomada de galiciaunica.es |
Woooo que interesante!! Espejos, leyendas y mitos!
ResponderEliminarInteresantísimo Sirius! Quiero otra entrada en el blog ya! ;-)
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