sábado, 26 de abril de 2014

PASTA DE DIENTES CASERA (SIN USAR ARCILLA)

Últimamente he visto en varios sitios cómo fabricar nuestra propia pasta de dientes. La idea parece muy buena y, como experiencia, está muy bien pero la sensación que tuve cuando la usé no fue ni mucho menos agradable. Al incluir arcilla blanca en la receta era como cepillarse con barro, los dientes los tenía negros aunque, ojo, funcionaba muy bien. Pero si lo que queréis es hacer pasta de dientes propia evitando ésta sensación, os invito a probar la siguiente receta.

Basta con:

- 1,5 g de clavos (se entiende que es la especia)
- 1,5 g de corteza de canela
- 1,5 g de granos de anís

Tendremos que aplastar todos éstos ingredientes y echarlos en un recipiente al que añadiremos 100 g de alcohol de 90º. Se agita bien y, al cabo de una semana, hacemos el filtrado del alcohol. Añadimos 1 g de esencia de menta y... ¡listo! Otro excelente dentífrico también es el polvo de tila mezclado con salvia y el sarro podemos combatirlo con las fresas.

Si lo que queremos es blanquear los dientes basta con aplastar una o dos hojas de salvia (¡si es que ésta planta sirve para todo!) sobre los dientes y encías. Tendremos dientes blancos, encías desinfectadas y boca perfumada. Para el blanqueo también podremos usar el rizoma fresco del íride.

También puede ser que suframos de sangrado de encías. Para evitarlo podemos recurrir a la ratania (astringente), la mirra (astringente, antiséptica y antiescorbútica) o la coclearia, además de las ya mencionadas corteza de canela y menta.

Y ya que estamos, os diré como evitar también el mal aliento. Por un lado tenemos la clásica menta y por otro, un remedio a base de enebro. Para ello haremos una infusión con 10 g de bayas desmenuzadas que beberemos después de las comidas pero, sobre todo, por la noche. Así mismo, podemos hacer enjuagues de tomillo (otra planta que sirve para todo) o beber 2 o 3 tazas al día de mejorana. Otro remedio casero consiste en masticar algunos granos de café después de las comidas.

Como veis, ¡tenemos remedios naturales para todos los gustos y sabores!

lunes, 21 de abril de 2014

EL MILAGRO DE O CEBREIRO

Tras una subida que parece interminable, llegamos a O Cebreiro. Mucho ha cambiado desde la última vez que estuve allí, hará unos 10-15 años. Ahora hay peregrinos y albergues por todas partes. Demasiado turístico para mi gusto ya que siempre se acaba perdiendo la autenticidad del lugar.

Como todo buen peregrino sabe, la iglesia de Santa María La Real es visita obligada ya que en ella se encuentra el cáliz del Santo Grial. Dentro, nos encontramos con un monje benedictino que nos llama la atención no sólo por sus vestimentas sino también por su juventud. No sé si sería el añorar hablar con gente joven o el querer escaquearse del trabajo, pero fue un guía excelente.

Virgen de los Remedios. Fotografía
tomada de "El Camino de Santiago
desde Asturias".
Nos comentó que la iglesia data del siglo IX y fue erguida sobre capas y capas de antiguos cementerios. De echo, el pasado invierno cedió un muro lateral y cayeron un montón de huesos que ahora tienen guardados. Su construcción fue posible gracias a la ayuda de los peregrinos que por aquí pasaban y que traían piedras de gran tamaño, las cuales simbolizaban sus pecados, y que depositaban en éste lugar. A cada lado de la entrada, en la parte inferior, pueden verse dos piedras verdes (cuyo color es más intenso cuanto mas mojadas estén) y que no se encuentran por los alrededores, aunque si por ciertas zonas de Castilla. Viendo su gran porte, ¡algún pecado muy gordo debía tener éste castellano! Según entramos al templo, a mano izquierda, podemos ver una enorme pila bautismal. Son las que se empleaban en el rito antiguo cuando la gente era bautizada al poseer la madurez y capacidad suficiente como para poder decidir por ellos mismos. Éste tipo de pilas están presentes en casi todas las iglesias, bien sean con forma de cuenco o un hueco con escaleras a ambos lados. Ésta última simbolizaba el cruzar un río y la mayoría se encuentran tapadas debido a su desuso. El rito antiguo se realizaba por inmersión, de ahí que la pila fuese tan grande y se realizaban el bautismo, la primera comunión y la confirmación al mismo tiempo, algo que se sigue recomendando hacer hoy en día. El cambio del rito se produjo debido a la polémica que empezó a surgir acerca de a dónde irían los niños que morían antes de ser bautizados. Saliendo de ésta sala, en el altar mayor nos encontramos con una réplica del Cristo crucificado cuyo original se encuentra en Madrid.

En cuánto al cáliz, no se supone que sea el de la última cena de Jesucristo, pero sí que en él ocurrió un milagro. Cuenta la leyenda que, en el S. XII, durante una fría y dura noche de tormenta como pocas suceden, el cura deseaba que no acudiese ningún fiel, ya que así no tendría que decir misa y podría retirarse a su casa. Pero un vecino de la zona, el cual era muy devoto y nunca dejaba de acudir a escuchar la eucaristía, se presentó allí a pesar de las inclemencias meteorológicas. Al párroco no le sentó muy bien y ofició la misa a disgusto. Entonces, Dios, para castigar la falta de fe del cura y premiar la
 gran fe del devoto, mientras se realizaba la consagración del pan y el vino, realizó el milagro de convertir la hostia y el vino en carne y sangre. Fue en ese mismo momento, cuando la talla de la Virgen de los Remedios (que hoy día se encuentra en la pared derecha del edificio) inclinó la cabeza como muestra de respeto al milagro que estaba sucediendo, permaneciendo en ésta postura para toda la eternidad. Ambos hombres, protagonistas de nuestra historia, se encuentran enterrados en la iglesia, compartiendo un lugar destacado junto con el cáliz. Años mas tarde, cuando los Reyes Católicos volvían de una visita a Santiago de Compostela, pararon en O Cebreiro y escucharon hablar del milagro que allí había sucedido, por lo que deciden regalar unas pequeñas urnas de cristal en las que se guardan, al vacío, un trozo de carne y un trozo de tela manchado de lo que presume ser sangre.


Cáliz do Cebreiro en el centro. A la iderecha urnas en las que se 
guardan la carne y la sangre y, a la izquierda, la cobertura de éstas
 urnas. Fotografía tomada de todocoleccion.net.