martes, 28 de octubre de 2014

LOS ORÍGENES DE HALLOWEEN

Como cada vez más gente sabe, Halloween tiene origen en una festividad celta conocida como Samhain (San Maín en gallego), que significa "final del verano". Ésta se celebra al final de la temporada de cosechas y era considerada como el año nuevo celta.

Los celtas creían que la línea que une a éste mundo con El Otro Mundo se estrechaba en el Samhain, permitiendo a los espíritus (tanto a los benévolos como a los malévolos) pasar a través. Los ancestros familiares eran invitados mientras que los espíritus malignos eran alejados por los propios celtas al vestir trajes y máscaras espeluznantes, imitando a los propios malos espíritus, evitando así ser dañados.

En cuánto al orígen de la tradición de vaciar calabazas, hay que recurrir a la leyenda de Jack O' Lantern (Jack, el tacaño). Éste era un astuto granjero que tuvo la mala fortuna de encontrarse cara a cara con el mismísimo diablo en una taberna irlandesa.

Como siempre, Jack había bebido durante toda la noche, pero aún así pudo engañar al diablo, ofreciéndole su alma a cambio de un último trago y de que le pagara las bebidas anteriores. El diablo aceptó y se convirtió en una moneda para pagar al camarero, pero Jack decidió rápidamente quedársela, guardándola en su bolsillo junto a una cruz de plata impidiendo que el diablo se liberara y que adoptase de nuevo su forma original hasta que prometiera no pedir su alma en 10 años. El diablo no tuvo más remedio que aceptar.

Diez años más tarde, Jack y el diablo se encontraron en un bosque para saldar su deuda. El diablo estaba dispuesto a llevarse consigo su alma, pero Jack pensó rápido y dijo: "Como último deseo... ¿podrías bajarme aquella manzana de ese árbol, por favor?". El diablo pensó que no perdía nada y, de un salto, llegó a la copa del árbol. Pero antes de que se diese cuenta, Jack había marcado rápidamente una cruz en la corteza, impidiendo que el diablo pudiese bajar. Una vez más, Jack le obligó a prometer que jamás pediría su alma nuevamente. El diablo no tuvo más remedio que aceptar.

Jack murió unos años más tarde pero no pudo entrar en el cielo, pues durante toda su vida había sido un borracho y un estafador. Pero cuando intentó entrar en el infierno, el diablo lo envió de vuelta por faltar a la promesa de tomar su alma. "¿A dónde iré ahora?" preguntó Jack. A lo que el diablo contestó "vuelve por donde viniste".

El camino de regreso era oscuro y frío. No se podía ver nada, por lo que el diablo lanzó a Jack un carbón encendido en el mismísimo infierno para que pudiera guiarse en la oscuridad. Para que el viento no apagara su brasa, Jack lo metió en un nabo que previamente había vaciado.

Los irlandeses emigrados a américa llevaron consigo ésta tradición pero, debido a que allí no disponían de nabos, emplearon calabazas.

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